El trastorno de ansiedad generalizada se trata de un trastorno incluido en el espectro de la ansiedad, caracterizado por experimentar ansiedad ante muchas circunstancias y problemas cotidianos y que al paciente le resulta muy difícil controlar dicha ansiedad.
No se conocen exactamente las causas, pero se cree que pueden estar implicados los genes y el estrés.
La ansiedad es una experiencia desagradable en la que la persona que la sufre experimenta sentimientos de preocupación y miedo excesivos, de manera desproporcionada para el estímulo presente. Por ejemplo, todos experimentamos cierto nerviosismo ante un examen, pero una persona con ansiedad generalizada empezaría a sudar, a tener palpitaciones, a no poder concentrarse, e incluso podría llegar a desmayarse.

Por lo tanto, el trastorno de ansiedad generalizada es altamente incapacitante.
Este trastorno se presenta más habitualmente en las mujeres que en los hombres. Lo pueden sufrir tanto los niños como los adultos.
Diferencia entre estrés y ansiedad
El estrés es una sensación desagradable de miedo y preocupación ante un estímulo que puede suponer un peligro o una amenaza para nosotros. Es una reacción necesaria, adaptativa y evolutiva, ya que es lo que nos ayuda a luchar o a huir ante un peligro. Sin embargo, el estrés desaparece cuando el estímulo estresante ha desaparecido.
La diferencia con la ansiedad es que esa sensación de preocupación y miedo persiste aún cuando el peligro ha desaparecido, cuando ya no hay ningún estímulo que pueda suponer una amenaza para nosotros.
Síntomas
El principal síntoma de este trastorno es la sensación persistente de preocupación, tensión o miedo durante al menos 6 meses, por circunstancias habituales relacionadas con la vida (familia, trabajo, dinero, amigos, etc.) incluso sin haber una causa clara y concreta que justifique esa preocupación excesiva.
Incluso aunque la persona sea consciente de que se preocupa excesivamente no puede controlar las sensaciones de preocupación y tensión generadas por la ansiedad.
Otros síntomas característicos de la ansiedad son:
- Dificultad para concentrarse
- Fatiga
- Irritabilidad
- Insomnio o sueño no reparador
- Inquietud al despertarse
- Tensión muscular
- Malestar estomacal
- Sudoración
- Dificultad para respirar u opresión en el pecho

El ataque de ansiedad
También conocido como ataque de pánico, aunque hay una pequeña diferencia entre ambos: el ataque de pánico comienza de manera súbita ante el estímulo estresante y el ataque de ansiedad empieza poco a poco y los síntomas van aumentando. Los demás síntomas son los mismos.
Este tipo de ataque, de ansiedad o de pánico, comienza cuando la persona tiene la sensación o el convencimiento de que algo malo va a ocurrir, es decir, es provocado por la anticipación de un peligro o una amenaza, incluso cuando en situaciones cotidianas y sin riesgo real.
Los síntomas son los mismos que la persona experimenta en su día a día, pero en el ataque son mucho más graves.
Los síntomas de un ataque de ansiedad o de pánico incluyen:
- Dolor torácico, lo que la persona puede confundir con un infarto de miocardio
- Mareo o sensación de desmayo
- Miedo a morir
- Miedo a perder el control o a volverse loco
- Sensación de asfixia
- Desrealización: sensación de irrealidad
- Despersonalización: sensación de verse a uno mismo desde fuera del propio cuerpo
- Náuseas o malestar estomacal
- Entumecimiento en manos, pies y cara
- Palpitaciones y frecuencia cardiaca elevada
- Sudoración excesiva y escalofríos
- Temblores

Diagnóstico y tratamiento
El diagnóstico del trastorno de ansiedad generalizada se basa principalmente en los síntomas que sufre el paciente.
El tratamiento consiste en psicoterapia y psicofármacos. Aunque ambos por sí mismos pueden ser eficaces, la combinación de ambos normalmente da mejores resultados.
Psicoterapia:
El tipo de psicoterapia más utilizada y considerada eficaz para tratar el trastorno de ansiedad generalizada es la terapia cognitivo- conductual (TCC), la cual pretende ayudar al paciente a:
- Entender y controlar puntos de vista distorsionados de factores estresantes de la vida diaria
- Reconocer y reemplazar los pensamientos que causan preocupación para poder controlarlos
- Manejar el estrés y aprender a relajarse cuando empiecen los síntomas
- Evitar la preocupación de que problemas menores o cotidianos pueden suponer una gran amenaza o un gran peligro
Psicofármacos:
Los fármacos más utilizados para tratar este trastorno suelen ser:
- Los antidepresivos basados en la inhibición selectiva de la recaptación de la serotonina (ISRS): escitalopram
- Los antidepresivos inhibidores de la recaptación de la serotonina y la norepinefrina (IRSN): duloxetina
- Benzodiacepinas: son los llamados ansiolíticos: alprazolam (trankimazin)
Estos fármacos pueden generar dependencia por lo que el abandono del tratamiento o la disminución de la dosis siempre deben estar supervisados por un médico o psiquiatra.
Cuidados personales:
Aparte de la psicoterapia y los psicofármacos existen rutinas que los pacientes pueden llevar a cabo en la vida diaria para controlar más aún los síntomas:
- Reducir la ingesta de cafeína o de otras sustancias excitantes como la teína presentes en el café y el té
- Evitar todo tipo de drogas, incluso las legales como el alcohol. De hecho el tratamiento con psicofármacos es totalmente incompatible con la ingesta de alcohol
- Hacer ejercicio, descansar lo suficiente y comer de forma saludable también ayuda
- También es beneficioso mantener un horario y unas rutinas regulares, así como salir de casa todos los días y estar activo.
Bibliografía:
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